jueves, 8 de marzo de 2012

Sobredosis de detallismo.

Suelo sentarme hacia atrás en los autobuses. Me gusta ver las cosas cuando ya las ha visto el resto del bus. Mientras espero verlas yo, y mientras noto como sube por mi estómago la incertidumbre, juego a observar la cara de la gente que está situada enfrente mio, e imagino el que están viendo según su cara y gesto de la misma. Es complicado, requiere técnica y entrenamiento.


Es un juego de habilidad, de interpretar el gesto de las personas, de observar hasta el mínimo detalle, un juego en el que mi cerebro va muchísimo más rápido que mis piernas, un juego para valientes, para gente sutil, para gente elegante, para personas que sean capaces de mirar y analizar fijamente la cara de una persona, sin que esta se entere de nada.









Mi cabeza, le saca ventaja desde hace 22 años a mis piernas.