jueves, 28 de enero de 2010

Cabeza Loca.

Ni un par de veces pude engañar a mi madre diciéndole que los lamparones de carmín rojo que lucía mi camisa de los domingos y de quedar contigo, no eran por un encontronazo con alguna mujer, ahí me dí cuenta de que las madres no son tontas, aunque los hijos acostumbremos a pensar con cierta frecuencia que sí. Se mezcló un cúmulo de despropósitos, por una parte, mis tragos nocturnos de un wiski barato, y por otra no encontrar el momento adecuado para decirte esas cosas románticas que tanto os gustan a las mujeres, te perdí, y cuando me dí cuenta de mis errores la vecina del quinto ya te había visto paseando del brazo con un hombre vestido con americana beige.
Tu "huída" me cabió la vida, ahora la intento rehacer con otra persona, pero no es nada fácil, y menos si me dedico de nuevo a dejar cosas de esas "románticas y de mujeres" en el tintero.

sábado, 23 de enero de 2010

La chica fabulosa

Es un vicio inconfesable, pero me encanta sentarme de madrugada en el suelo de mi cuarto, teniendo como respaldo el caliente radiador, mientras la cama me observa vacía yo, cada noche juego a no pensar y mirar el potente amarillo que luce la pared mientras observo por el rabillo del ojo, como se consume un cigarrillo con absoluta tranquilidad al que nunca doy ni una sola calada, abrazo a mi soledad, es un abrazo agridulce en el que recuerdo las noches en el jacuzzi saboreando champagne francés de ese que tanto te gustaba, obviamente, desde entonces odio con todas mis fuerzas el champagne, ahora me siento extraño cada madrugada, me siento como dos amantes que no follan.







viernes, 8 de enero de 2010

nuestras estrellas caídas...

...como las noches en las que nos quedábamos afónicos de tanto cantar canciones en inglés en medio del campo, con las estrellas como único público, o como las tardes de verano en Segovia en las que jugabamos a "atropellar" charcos con las bicicletas, o como las mañanas en que me traías tostadas y humeante café a la cama, el cual casi siempre se enfriaba mientras contemplaba atónito nuestra íntima colección de abrazos y caricias.
Soy un tio optimista, me gusta quedarme con lo positivo de las cosas/relaciones/asuntos varios de que vale quedarse con lo malo/enfados/discusiones?
De nada, no vale de nada, te intenté decir esto una vez, quizás no era el momento mas propicio, recuerdo como las lágrimas resbalaban por tu mejilla, y recibí un explícito y claro: "mira niño, vete a la mierda y no me vengas con optismismos".
Sin duda alguna, una expresion lejana a la elegancia a la que me tenias acostumbrado.